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martes, 10 de julio de 2012

Así es la vida

A veces negra, a veces color rosa, es lo que versa la canción de Elefante. Y pues en estos últimos días pude comprobar que así es. Resulta que este fin de semana, mi niña me sorprendió gratamente en un par de ocasiones.

Una de ellas fue que tuvo su primera ida oficial al cine, la llevamos a ver la era de hielo 4 (ya parenle a la explotación de la marca), que si bien es una serie de absurdos argumentales, es divertida en sus chistes, que a fin de cuentas es lo que importa, que la película que veas te entretenga, bueno pero volviendo al punto, teníamos un poco de temor de que la niña se fuera a poner inquieta o a asustar ante la oscuridad de la sala y los sonidos fuertes.

Pero no, puros temores infundados, en cuanto empezó la película, se sentó en las piernas de su mamá y vió toda la película muy atenta, tan es así que casi ni dijo sus acostumbrados ¿por qué?,  de hecho, se agandallaba el refresco a su mamá de repente y muy quitada de la pena el metia la mano a las palomitas, toda una "cinéfila", solo tuvo un sobresalto en la típica escena donde todo esta tranquilo y de repente hay un sonido fuerte, creo que hasta yo brinque en esa escena, así transcurrió toda la película, y cuando terminó salió muy contenta, lista creo yo para la siguiente ida al cine.
En una de sus sesiones de Pocoyó

Antes de relatar la siguiente sorpresa, iré a la biblioteca de Alejandría por unos pergaminos para poner un contexto histórico a dicha situación. Resulta que existen uno manteles individuales con ilustraciones de los personajes de Walt Disney, dicho manteles deben tener por lo menos 30 años, los tenían en casa de mis abuelos y según recuerdo eran alrededor de 5. Total, que cada que los nietos comíamos en esa casa, cada quien quería uno de esos manteles. Generalmente no había problemas, ya que aqui en el rancho eramos pocos los nietos que vivíamos, lo bueno era cuando venían de visita los de fuera, donde de ser 5 niños, pasabamos a ser casi 15, (pobres de mis abuelos), y era cuando ardía Troya por las peleas por los manteles.

Total, que sobrevivieron a todas esas batallas y quedaron guardados como un recuerdo de aquellas épocas, hace poco, cuando la casa quedó sola, revisando las cosas salieron esos manteles, y me dieron uno, el cual tengo guardado en casa, Xóchitl ya lo había visto y aunque le atraían los monitos y me sometía a uno de sus fuertes interrogatorios sobre los personajes, no pasaba de allí, pero ese día en la mañana, al estar desayunando, solita dijo, dame mi mantelito (en su idioma claro), al principio no le entendí a que se refería, pero cuando vi que apuntaba a donde tenía guardado el mantel, me cayó el veinte y me dió mucho gusto, parece que ese mantel ha pasado a una nueva generación jeje.
El susodicho mantel

Hasta aquí todo iba bien y había pensado poner la entrada contando esto, pero como dije al principio, la vida también son cosas tristes. Resulta que menos de 24 horas después de estos sucesos, en la mañana, cuando venía al trabajo, mi perro se fue persiguiendo al carro, y aunque en ocasiones lo hacia siempre se regresaba tras un pedazo, esta ocasión, se siguió hasta la carretera, y pues pasó lo que tenía que pasar, fue atropellado y murió poco después. Pude ver a lo lejos por el retrovisor como un bulto negro salía volando por el camino, sentí rete feo ya que pensé que podía ser él, llamé a la casa para que revisaran y si, mi perro Ilidan había sido atropellado, tuvo la muerte más noble y triste, al seguir a sus dueños.
Ilidan cuando era un cachorrito
Era un perro Chowchow negro, tenía poco más de 3 años de edad, me lo había regalado mi esposa por mi cumpleaños y como buen perro de esa raza, era muy cariñoso con su gente , pero muy huraño con los que consideraba desconocidos, tan es así que aguantaba a los niños de la familia y le gustaba jugar con ellos al pasarles corriendo por un lado, provocando la risa de los chiquillos que se emocionaban, pero eso sí no se acercara alguien que no conociera porque se desvarataba a ladridos. Ayer la niña preguntaba mucho por él y yo sentía rete feo, pero al rato se le olvidó y no volvió a preguntar, aunque ahora que note que no está el perro para jugar con ella, volverá con sus preguntas. Se ha ido a reunir con Federico en el cielo de los perritos.

En fin, así es la vida, con sus cosas bellas y cosas feas.

6 comentarios:

  1. Pues si desgraciadamente no todo es alegría, pero al menos Ilidan ya estará jugando con su primo Federico. Y vaya que tuvieron suerte que la niña no se agarró con sus porqué jajaja

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  2. Te digo que estaba bien enlevada con la película, y pos espero anden los dos perros pa arriba y pa abajo

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  3. Lamento sinceramente lo sucedido. Siempre que se va uno de nuestros compañeros es algo triste, en particular si las circunstancias son así de trágicas. Al menos queda la satisfacción de que tuvo una buena, querida y regaloneada vida mientras vivió. Saludos fraternales.

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  4. Que bonito lo de tu hija (que grande está) y que triste lo de tu perro. Yo a mis perritos (tengo 3) los tengo encerrados porque son muy loquitos. El otor día se me salieron y fueron a dar los tres hasta la esquina, pero corriendo como unos locos.

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    1. Si, va creciendo más rápido de lo que yo quisiera, y mi perro se aloco ese día, lo voy a extrañar.

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