Cierre de año

Por estas fechas Xóchitl salió de vacaciones de fin de año, y he de decir que me tiene gratamente sorprendido con su aprovechamiento escolar, y lo que más me sorprende es el gusto que le tiene a la escuela (salvo las levantadas temprano), tan es así que una vez en que platicabamos con mi esposa sobre no llevarla a clases un día porque por  diversos asuntos se nos complicaba mandarla, nos escuchó e hizo un drama porque no quería faltar a clases al día siguiente, así que pues ni modo, al día siguiente estaba temprano en clases. Ha tenido varias y muy buenas experiencias en su nueva escuela que espero le dejen buenos recuerdos y alguna que otra enseñanza, adicionalmente este año ocurrió el que creo es el mayor cambio en su corta vida, el nacimiento de su hermana, hecho que con el que ha estado lidiando mejor de lo que se podría esperar para una niña que por 5 años fue hija única y el centro de atención, con sus bemoles, pero es aceptable como reaccionó a esta situación. Su desarrollo va muy bien tanto física (le encanta andar para arriba y para abajo) como mentalmente, espero siga así para que tenga unas buenas bases para las siguientes etapas de su vida.

Situación que nos trajo a la pequeña Heidy Isabela, una bebita que nos sorprendió totalmente con su llegada y que tras unas inesperadas complicaciones de parto, llegó bien y hasta el momento está muy saludable, de buen tamaño va dejando de quedarle ropa que se supone es talla de bebés de más edad y bastante vivaracha, a fin de amante de comer todo aquello que vea que estamos comiendo nosotros. Es medio malgeniuda de repente, sobre todo cuando se siente ignorada, pero en general es  una pequeñita muy risueña que al igual que Xóchitl cuando era bebé, se gana inmediatamente a todos los que se acercan a hacerle fiesta. Está por cumplir 7 meses y como que aún no me creo que haya crecido tanto desde los primeros días de nacida. A su mamá le está costando más trabajo lidiar con ella ya que es más exigente de lo que fue mi niña mayor, pero siempre lo hace con amor y cualquier signo de enfado que muestre, lo deja atrás ante una sonrisa de Isabela.

A mí solo me queda seguir adelante y hacer todo lo que pueda por sacarlas adelante, mi familia es mi principal motor, por lo que vale la pena todo y espero poder seguir haciéndolo por muchos años más, al menos mientras me necesiten, se que hay varias personas que también están al pendiente de ellas a las que le debo mi eterna gratitud; mi sueño, con el que creo que entenderé que todo dio sus frutos y que fui recompensado, es que un día, siendo ya mis hijas profesionistas y tal vez con sus propias familias ya, cualquiera de las dos se acerque, me de un abrazo, un beso en la mejilla y me diga, gracias papá… si esto llegara a ocurrir, podré dejar este mundo más que satisfecho a partir de ese momento.