En la vida se cumplen ciclos una y otra vez, a veces ni cuenta nos damos, en días pasados yo me di cuenta de uno. Una vez más sentí el embate implacable del tiempo (que dramático sonó eso), que desde que esta mi niña conmigo, los he sentido más, según yo no hace mucho comentaba que acaba de ingresar al kinder, y ya en estos días estamos en los preparativos para inscribirla a primaria y así en agosto sube de nivel académico. Si bien aunque sentí medio gacho, no es el tema principal de esta entrada, así que prosigo.
El detalle surgió cuando no citaron para un entrevista con la niña en las instalaciones de la escuela donde la pretendo inscribir, al momento de llegar a dicha cita fue donde sentí y me di cuenta del ciclo que mencionaba, tal vez ya alguno se dio cuenta de por donde va el asunto, resulta que dicha escuela es la misma donde yo pasé toda mi infancia, desde los 6 a hasta los 14 años, estudiando. Cuando entré y volví a ver las instalaciones, los patios, me invadió un fuerte sentimiento de nostalgia que pocas veces he sentido, no es que no haya vuelto a entrar en la escuela en los 20 años que han transcurrido desde que terminé mis estudios allí, sino que esta vez, volví a entrar emocionado y con grandes expectativas (esta vez por mi hija), creo que eso fue lo que hizo que se disparará en mí esa avalancha de nostalgia, volver a sentir sensaciones en los lugares donde antes las habías sentido. Este detalle solo se vio levemente empañado con un leve dejo de tristeza, o más bien decepción (o ambos), fue ver que mi niña no estará en el mismo salón de clases que estuve yo en primero de primaria, de hecho ese salón junto a otros 3 en los que pasé mis primeros años escolares, ya no tienen esa función,
Pero con esto sentí que el ciclo que había vivido vuelve a empezar, yo no había pensado durante muchos el que ese pequeño conjunto de edificios al que le debo la cimentación de mi educación volvería a cobrar relevancia en mi vida, y así será por los siguientes años si Dios quiere y todo sale bien, el detalle final que reforzó esta percepción mía, es que la maestra que tendrá Xóchitl cuando entre a primero, será la misma que tuve yo, una tía por parte de mi papá, a la que debo mucho, no solo académicamente, sino en muchas etapas y fases de mi vida.
Así, la vida da vueltas, y lo que pensamos habíamos dejado atrás puede volver, hay que estar preparados, si es bueno, para vivirlo mejor, si es malo para que no nos afecte tanto.
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