Érase que se era... II

A continuación dejare otro de los cuentos que le he contado a mi niña para dormir, para variar, es uno de fantasmas, cabe recordar, que la historia que a continuación vendrá, estará escrita tratando de respetar la forma en como se lo conté  a mi hija, completamente improvisado y sin previo ensayo, esto es, la redacción dejará mucho que desear al lector, pero, es la esencia de lo que esuchó mi hija, cerca de las 11 de la noche, estando yo casi dormido ya, por lo que pido disculpas por adelantado.

Un detalle curiso que me ha ocurrio ya más de una vez, es que descubrí un nuevo estado de conciencia, en el que soy capaz de contar lo que estaba soñando, ya me había pasado que de repente me quedaba dormido a medio cuento, para acto seguido ser despertado por mi hija, no siempre de manera amable, pero una ocasión en la que me empecé a quedar dormido a media historia, me hizo reaccionar un reclamo de mi hija, sus palabras fueron, ¿cuál cárcel papá?, todo atarantado reaccioné y caí en cuenta de que mi loco cerebro, al comenzar yo a dormirme, comenzó a trazar un sueño en la que figuraba una cárcel, pero aún no desconectaba completamente mi cuerpo, así que conté lo que veía en mi sueño, si no fuera por el reclamo de mi hija, no la hubiera creido, posteriormente a esto, me volvió a ocurrir ya más delante, en esta ocasión, estándole contando algo sobre animales, su otro tema favorito, también me dijo, ¿cuales niños?, ahora empecé a soñar con niños a medio cuento de animales.

Bueno, pasemos a la historia, la cual titularé como mmm, heee.... Despedida.

En un edificio que estaban construyendo a unos niños que vivían cerca les gustaba meterse a jugar, sus papás le decían que no fueran allí porque era peligroso, pero los niños no entendían y se metían a jugar. Una vez, en la que estaban jugando en una escalera que no tenía barandal, uno de los niños se resbaló y se cayó, se pegó en el suelo. El niño no se levantaba y los demás corrieron asustados a avisarle a sus papás, lo llevaron al hospital, pero el niño se murió.

Todos estuvieron muy tristes y los papás les decían, ¡ por eso les decíamos que no fueran a jugar allí!, los niños pidieron perdón y ya no volvieron a jugar allí. Pasaron los años, terminaron de construir el edificio, que era de casas, al que se fueron a vivir varias personas, en una de las casas vivían un señor y una señora que eran esposos, y a veces, cuando llegaban a su casa ya en la noche veían sentado en una de las escaleras a un niño, los señores pensaban que vivía en alguna de las casas del edificio.

Una vez que se les hizo tarde ya llegaron muy noche y se les hizo raro encontrarse al mismo niño allí sentado, le preguntaron, ¿qué haces aquí a esta hora niño?,  y les dijo, esperando a mi papá, le preguntaron su nombre y le dijeron, espéranos, vamos a dejar estas cosas en la casa y ahorita te ayudamos a buscarlo, fueron a su casa, y cuando regresaron, ya no lo encontraron, por lo que pensaron que su papá ya habia llegado, pero ellos pensaron al día siguiente dar con la casa de donde vivía el niño y decirle a su papá que si quería ellos lo podían cuidar para que no estuviera afuera tan noche.

Empezaron a tocar en todas las casas del edificio preguntando si eran los papás del niño, pero siempre decían que no, se les hizo muy raro y pensaron que el niño no vivía allí sino en otra casa cerca, y se lo volvieron a encontrar algunas veces más, en una de esas veces le preguntaron donde vivía y les dijo su dirección, que era cerca del edificio. 

Fueron a su casa a preguntarle al papá porque lo dejaban estar en la calle en la noche, el papá les dijo muy enojado que no fueran a burlarse de él y les cerró muy fuerte la puerta, quedaron muy extrañados y regresaron a su casa. Le contaron a uno de sus amigos que vivían en el edificio, y les contó que así se llamaba un niño que se había muerto en ese edificio, les dio curiosidad y empezaron a investigar, encontraron una noticia de lo que había pasado y se asustaron cuando leyeron donde vivía el niño y más cuando vieron la foto, era el mismo niño.

Al otro día, se lo volvieron a encontrar, y con algo de miedo, le preguntaron cosas sobre su papá y donde vivía, le niños les contó y ellos se fueron, se fijaron bien en como iba vestido y regresaron a casa de su papá. Le dijeron al señor que no se enojara y que por favor lo escucharan, le contaron lo que el niño les había dicho, el señor quedó muy sorprendido y al final le dijeron como iba vestido el niño, el señor se puso muy sorprendido porque así iba vestido el día que se murió, le pidieron que por favor los acompañara, el señor un poco enojado todavía les dijo que sí, y cuando llegaron al edificio, se asustó, pero también le dió mucho gusto ver a su hijo otra vez, y se le acercó y le dijo, ¿hijito, eres tú?

Cuando el niño lo vió, le gritó ¡papi, papi! y corrió y lo abrazó, el señor comenzó a llorar y también abrazó al niño, los otros señores se sorprendieron pero les dió mucho gusto. El niño le dijo, papá perdóname por no haberte obedecido, no quise acerte enojar, hay otros niños que me dicen que me vaya con ellos a jugar, pero yo no he querido porque se que estas enojado, ¿me perdonas?

El papá le dio un beso, y le dijo no hijito no estoy enojado contigo, se que te portaste mal pero que ya sabes que lo hiciste y que no lo volverás a hacer, claro que te perdono, te puedes ir a jugar con esos niños que te invitan, yo le diré a tu mamá que estas bien y que ya nos pediste perdón, el niño se puso muy contento y le dijo gracias papi, dale muchos besitos a mi mami, ahora me iré a jugar, y el niño comenzó a correr y de repente desapareció.

El papá le dió las gracias a los señores y desde entonces se hicieron amigos, al niño ya no lo volvieron a encontrar, porque ya se había ido al cielo, con diosito a jugar. 

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.